La letra escarlata
Nathaniel Hawthorne
Nathaniel Hawthorne
La letra escarlata / novela escrita en inglГ©s
LA ADUANA
INTRODUCCIГ“N ГЃ LA LETRA ESCARLATA
NO deja de ser singular que, ГЎ pesar de mi poca aficiГіn ГЎ hablar de mi persona y de mis asuntos, ni aun ГЎ mis amigos Гntimos cuando estoy en mi hogar, al amor de la lumbre, se haya sin embargo apoderado de mГ, en dos ocasiones distintas, una verdadera comezГіn autobiogrГЎfica al dirigirme al pГєblico. FuГ© la primera harГЎ cosa de tres Гі cuatro aГ±os cuando, sin motivo justo que lo excusara, ni razГіn de ninguna especie que pudieran imaginar el benГ©volo lector Гі el autor intruso, obsequiГ© ГЎ aquel con una descripciГіn de mi gГ©nero de vida en la profunda quietud de la "Antigua MansiГіn."[1 - El autor se refiere al bosquejo asГ titulado que sirve de introducciГіn ГЎ uno de sus primeros libros: Musgos de una Antigua MansiГіn, donde entra en ciertos pormenores autobiogrГЎficos. – N. del T.] Y ahora, porque entonces, sin mГ©ritos que lo justificaran, tuve uno Гі dos oyentes, echo de nuevo mano al pГєblico por el ojal de la levita, por decirlo asГ, y quieras que no quieras, me pongo ГЎ charlar de mis vicisitudes durante los tres aГ±os que pasГ© en una Aduana. Parece, no obstante, que cuando un autor da sus pГЎginas ГЎ la publicidad, se dirige, no ГЎ la multitud que arrojarГЎ ГЎ un lado el libro, Гі jamГЎs lo tomarГЎ en las manos, sino ГЎ los muy contados que lo comprenderГЎn mejor que la mayorГa de sus condiscГpulos de colegio Гі sus contemporГЎneos. Y no faltan autores que en este punto vayan aГєn mГЎs lejos, y se complazcan en ciertos detalles confidenciales que pueden interesar sГіlo, y exclusivamente, ГЎ un corazГіn Гєnico y ГЎ una inteligencia en perfecta simpatГa con la suya, como si el libro impreso se lanzara al vasto mundo con la certeza de que ha de tropezar con el sГ©r que forma el complemento de la naturaleza del escritor, completando el cГrculo de su existencia al ponerlos asГ en mutua comunicaciГіn. Sin embargo, no me parece decoroso hablar de sГ mismo sin reserva alguna, aun cuando se haga impersonalmente. Pero como es sabido que si el orador no se pone en completa Г© Гntima relaciГіn con su auditorio, los pensamientos carecerГЎn de vida y color, y la frase quedarГЎ desmayada y frГa, es de perdonarse que nos imaginemos que un amigo, sin necesidad de que sea muy Гntimo, aunque sГ benГ©volo y atento, estГЎ prestando oГdos ГЎ nuestra plГЎtica; y entonces, desapareciendo nuestra reserva natural, merced ГЎ esta especie de intuiciГіn, podremos charlar de las cosas que nos rodean, y aun de nosotros mismos, pero siempre dejando que el recГіndito Yo no se haga demasiado visible. Hasta ese extremo, y dentro de estos lГmites, se me alcanza que un autor puede ser autobiogrГЎfico, sin violar ciertas leyes y respetando ciertas prerrogativas del lector y aun las consideraciones debidas ГЎ su persona.
Ya se echarГЎ de ver que este bosquejo de la Aduana no carece de oportunidad, por lo menos de esa oportunidad apreciada siempre en la literatura, puesto que explica la manera como llegaron ГЎ mis manos muchas de las pГЎginas que van ГЎ continuaciГіn, ГЎ la vez que presenta una prueba de la autenticidad de la historia que en ellas se refiere. En realidad, la Гєnica razГіn que he tenido para ponerme en comunicaciГіn directa con el pГєblico, viene ГЎ ser el deseo de presentarme como autor de la mГЎs larga de mis narraciones; y al paso que realizaba mi objeto principal, me pareciГі que podrГa permitГrseme, por medio de unas cuantas pinceladas, dar una vaga idea de un gГ©nero de vida hasta ahora no descrito, bosquejando los retratos de algunas de las personas que se mueven en ese cГrculo, entre las cuales la casualidad ha hecho que se contara el autor.
HabГa en mi ciudad natal de Salem, harГЎ cosa de medio siglo, un muelle muy lleno de animaciГіn, y que hoy sucumbe bajo el peso de almacenes de madera casi podrida. Apenas se ven otras seГ±ales de vida comercial que uno que otro bergantГn Гі barca, atracado al costado del melancГіlico muelle, desca